“Wiki-teología”

Los sitios wiki son comunidades virtuales donde todos los usuarios comparten conocimientos libremente. Estas dinámicas ya han alcanzado la teología.

¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas!, porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido! ¡La Esposa de Cristo se encuentra palidecida!

Santa Catalina de Siena1

Estas palabras fueron pronunciadas en un contexto de profunda división en la Iglesia, pobreza extrema, guerras fratricidas, desastres naturales, luchas de poder, corrupción y pandemias. En el medioevo, Catalina increpó proféticamente y sin miramientos a las autoridades políticas y eclesiales: fue una audaz predicadora itinerante en un contexto vetado a las mujeres. Sus escritos han influido en la teología, al grado de ser considerada Doctora de la Iglesia desde 1970.

Esta extraordinaria mujer aprovechó muy bien los medios orales y escritos con los que contaba. Logró no sólo impactar en su tiempo, sino además trascender su barrera histórica de tal manera que aún hoy siguen calando sus invectivas. Nótese que el contexto histórico que denunció Catalina ¡no es muy diferente al que hoy sufrimos!, especialmente después de la pandemia de COVID.

Estamos inmersos en el ciberespacio gracias al internet y las redes sociales. Pero, ¿realmente los estamos aprovechando?

¿Y nuestro talante profético que caracteriza a la vida religiosa dónde está? Hoy no tenemos los mismos medios con los que contaba Catalina. Estamos inmersos en el ciberespacio gracias al internet y las redes sociales. Pero, ¿realmente los estamos aprovechando?

Hagamos un breve paseo histórico: desde mediados del siglo XX, medios masivos como la televisión o la radio penetraban en los hogares. En la década de los noventa irrumpió la nueva “autopista de la información”: el internet 1.0. Cuando éste dejó atrás su aplicación militar, concluida la Guerra Fría, se abrió al comercio y al entretenimiento. Son los tiempos en que se “construían” páginas web (HTML) de hipervínculos e hipertexto, o los primeros correos electrónicos reservados a los “expertos en informática”.

La Iglesia católica institucional no se quedó atrás: en 1995 lanzó el portal oficial vatican.va, donde “subieron” documentos magisteriales en varios idiomas, y, en ese mismo año, Juan Pablo II envió su primer correo electrónico al Sínodo de Oceanía. 

No sólo la jerarquía romana se puso a la vanguardia en internet. Otras congregaciones comenzaron sus propias páginas web (jesuitas, salesianos), e incluso un obispo como el francés Jacques Gaillot “abrió” su “diócesis virtual” (partenia.org), donde publicó sus escritos y los comentarios críticos de su sitio web. 

Poco a poco fueron emergiendo foros, chats y blogs con incipientes contenidos teológicos. Y en esa década, de forma profética, un religioso mexicano, el claretiano Enrique Marroquín investigó cómo era la producción teológica en los chats y los buscadores web (AltaVista), pero le decepcionaron los resultados ante la escasa reflexión teológica de calidad en ese momento. 

[…] podría desarrollarse una ciberteología popular: una teología creada y organizada por laicos cibernautas.

Marroquín intuyó bien que, si estos sitios crecieran, podría desarrollarse una ciberteología popular: una teología creada y organizada por laicos cibernautas2. Hoy esto nos parecería muy obvio, pero no olvidemos que fue augurado años antes de la llegada de los dispositivos móviles y las redes sociales. 

Posteriormente, en la década del dos mil, se da un gran salto: el internet 2.0, conocido también como las redes sociales: MySpace, Wikipedia, Facebook, Twitter, YouTube, WhatsApp. En estos años crecieron las páginas especializadas y blogs teológicos como los de Xabier Pikaza o Leonardo Boff, que se volvieron auténticos nodos de discusión y debate de temas teológicos y sociales. Por su parte, el magisterio oficial comenzó su primera “acotación” sobre las cuestiones sacramentales y el internet con su documento La Iglesia e Internet de 2002 —que, a más de veinte años, merecería una urgente actualización—. 

En la década siguiente siguen creciendo exponencialmente las redes sociales y los sitios especializados en Teología gracias a los teléfonos inteligentes. El mismo Benedicto XVI lanzó su cuenta de Twitter para acercarse a su grey global, y crecen, en paralelo, abundantes sitios de religiosidad popular. Ante estos adelantos, el jesuita italiano Antonio Spadaro propuso en 2011 la disciplina de la “Ciberteología” para reflexionar cómo las nuevas tecnologías influyen en el modo de pensar sobre Dios, la fe y la experiencia de Dios3. En esta época ocurrió un fenómeno nunca antes visto: laicos cibernautas comenzaron a producir contenido teológico. Un ejemplo destacado es el núcleo brasileño sobre religión y teología digital4.

En la década actual, tenemos una producción teológica de gran calidad gracias a las redes, pero también, de forma decadente, situaciones interpelantes: fake news sobre el Papa Francisco, “monjitas bailadoras” de TikTok, “cadenas de oración” que cumplen milagros o el último “mensaje” de la Virgen… y todo esto se aceleró cuando los templos cerraron sus puertas por la pandemia y las misas se celebraron online desde la comodidad del sofá. Estamos en un punto de no retorno, en el cual el sentir, el celebrar y el pensar la fe se hacen desde y con las redes sociales. Nos cuesta aceptarlo, pero nuestros fieles están prefiriendo más lo virtual que lo presencial —pregunte a los escasos jóvenes creyentes que aún quedan en los grupos o parroquias—. 

Contamos con una tercera vía: los teólogos “no profesionales” o “no institucionales”, laicos de diversas áreas no vinculados al magisterio, quienes a partir de diversas plataformas digitales (foros, chats, videos, redes sociales y transmisiones online) están elaborando nuevos planteamientos y perspectivas teológicas.

En el ámbito académico también las redes sociales llegaron para quedarse: tradicionalmente la Teología católica se ha producido desde dos lugares bien definidos: 1) la institución oficial (el Magisterio, concilios, Papa, obispos, dicasterios) y 2) las instituciones académicas (universidades, institutos, congregaciones). Pero contamos con una tercera vía: los teólogos “no profesionales” o “no institucionales”, laicos de diversas áreas no vinculados al magisterio, quienes a partir de diversas plataformas digitales (foros, chats, videos, redes sociales y transmisiones online) están elaborando nuevos planteamientos y perspectivas teológicas. 

Pero todo esto hace aún más compleja la tarea del teólogo, sea académico, religioso o laico: ¿Cómo preservar el contenido de la fe ante diversos nodos teológicos? ¿Puede la Iglesia por sí misma salvaguardar el depósito de la fe? ¿Cómo discernir entre la Verdad y la postverdad? Hoy la producción teológica ya no surge en la catedral, el aula universitaria o el journal especializado, sino desde el foro o grupo de discusión de las redes sociales. Esto es una tendencia irreversible que aún en el ámbito académico cuesta reconocer.

¿Y nosotros como estudiantes y profesores del IFTIM qué podemos hacer? Nótese que han sido religiosos y laicos quienes han intuido que la Teología sobrevivirá gracias a las redes sociales (Marroquín, Spadaro, laicos brasileños). Por tanto, nosotros también como religiosos podemos aportar desde las redes un contenido crítico, sistemático, propositivo con incidencia en la praxis, pero de forma conexial u horizontal, superando las teologías “de arriba hacia abajo” (como el magisterio oficial) o “de abajo hacia arriba” (como las Comunidades Eclesiales de Base) que antes se realizaban tradicionalmente. Hoy gracias a las redes ha germinado la “Wiki-Teología” (Wiki, del hawaiano que significa rápido) que denota aquellos sitios o redes colaborativas donde los usuarios crean, modifican o comparten contenido teológico de forma hipermedial (varias plataformas y medios audiovisuales y móviles). 

Hagamos de este Blog del IFTIM una auténtica “Wiki-teología”, donde converjan nuestros carismas, experiencias, historias y visiones al servicio de nuestra sociedad y comunidad eclesial. Muchos rostros están sufriendo y palideciendo con la pandemia, la extrema pobreza y la inclemente violencia. Como bien gritó Catalina: ¡No nos quedemos callados! ¡Alcemos nuestra voz y compartamos! ¡Transitemos de Babel a Pentecostés y logremos la koinonía digital! ¡Pasemos del like al amén! ¡Seamos wiki-teólogos con incidencia en la realidad social!”. 

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NOTAS

  1. CATALINA DE SIENA, 60 cartas políticas, 2-XI.
  2. MARROQUÍN, E., Dios en el amanecer, 63.
  3. SPADARO, A., Ciberteología, 23-24.
  4. MIRANDA, M. de F., A Igreja, 271; PUNTEL, J. – SBARDELOTTO, M., «Da reforma», 361-362.

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BIBLIOGRAFÍA

  • CATALINA DE SIENA, 60 cartas políticas, Losada, Buenos Aires, 1950.
  • MARROQUÍN, E., Dios en el amanecer del milenio, Dabar, México, 1990.
  • MIRANDA, M. de F., A Igreja numa sociedade fragmentada, São Paulo, Loyola, 2006.
  • PUNTEL, J. – SBARDELOTTO, M., «Da reforma histórica à ‘reforma digital’: desafios teológicos contemporâneos», en Estudos Teológicos 57 (2017), 350-364.
Edson Real SVD
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Edson Real SVD es Misionero del Verbo Divino. Es estudiante de Teología por el IFTIM y se encuentra realizando su tesina final sobre Ciberteología y Evangelización.

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